La dureza justa

La dureza justa

Lautaro tiene cuatro añitos flamantes como su bicicleta verde, la primera. Va y viene por la vereda delante de casa. Yo tengo a la beba en brazos y lo miro como quien ve un partido de tenis. —Mami, ahora desde arriba del todo —dice entusiasmado. La calle tiene mucho...
La cautiva

La cautiva

Que no me encuentren los Huincas… ellos no entienden nada —repite la mujer con una letanía casi inaudible que el viento sur esparce mientras despeina los pastizales—. Ay Diosito, que no me encuentren. Se arrastra a los tumbos con los pies destrozados y el cuerpo...
Cuando creció mi sombra

Cuando creció mi sombra

La tomo de la mano. Aunque está pegajosa de dulce de leche, no importa porque es la Omi, mi amiga muy amiga. Ella me mira con la cara de hacer travesuras, sonríe y le decimos “chau” a nuestras mamis.  Al jardín de infantes vamos atravesando el campito; una cuadra...